La orden de los Dominicos está entre las primeras que llegaron a la ciudad de Mendoza con los frailes Rengilfo y Antonio Pérez en 1563. Estos comienzan la construcción del edificio bajo la advoación de Santo Domingo Soriano, pero sólo a fines del siglo XVI va a ser provista de religiosa.
La primera edificación de Santo Domingo se realizó en la cuadra comprendida entre las actuales calle F. Moreno, Beltrán, Salta y Chacabuco, a espaldas del actual.
Esta primer edificio era una edificación de ladrillos y argamasa y se terminó bajo los gobiernos de Alejo Mallea y Pedro Pascual Segura, dos hombres relacionados con la orden. Ese predio sirvió desde 1814 a 1816 como cuartel de caballería en la época de la preparación del Ejército de los Andes.
Esta iglesia fue una construcción que la naturaleza se empeñó en probar. Primero se incendió el 26 de diciembre de 1843. En ese momento tuvieron que reconstruirla casi por completo.
En 1855 el nuevo templo relucía en el mismo sitio que el primero. Pero, sólo seis años después, el terremoto de 1861 lo destruyó. Murieron siete de los nueve dominicos, incluso el prior. En 1869 se inauguraron la nueva iglesia y el convento, esta vez su fachada mirando hacia la actual calle Beltrán.
La recuperación de los dominicos fue muy notable. Ellos terminaron la obra cuando prácticamente ninguna otra orden se había restablecido de esta forma.
Pero el destino tenía preparado más reveses para estos religiosos. Durante la actuación del Prior Moisés Burela tuvieron lugar estas obras que debieron soportar defectos de construcción como el peso de las dos torres que fueron demolidas en 1876 para dar paso más adelante a otras más livianas de madera.
Las nuevas torres, colocadas en 1880, no pasaron de ese año. Una tempestad literalmente las voló. La iglesia, con el convento a su costado terminó con una sola torre en el medio de su frente. Que también fue puesta a prueba en 1917 cuando otro sismo obligó a reducir su altura.
El edificio fue totalmente reconstruído con elementos contemporáneos en 1950, otra cambiando su dirección hacia el actual, sobre calle Salta.
En el atrio fue colocado el único monumento dedicado a los fallecidos del terremoto de 1861. Se trata de una urna en piedra que contiene los restos de víctimas halladas durante la limpieza del área donde se hallaba el templo de San Agustín. Fueron colocadas a finales de la década del '50.
El templo es de tres naves, de decoración sencilla y sobria. Sobre el altar mayor se observa la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Mendoza y sobreviviente del terremoto de 1861.
Qué bello !!! Y el claustro bellísimo con esos vidrios de colores !!! Y el cielorraso qué maravilla !!
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